Por Karelia Álvarez Rosell
No han sido pocas las veces que he convertido a mi almohada en cómplice de mis alegrías, realizaciones, locuras sanas, agobios y preocupaciones.
Escasas tampoco han sido las ocasiones en que, luego de esas arduas batallas que debemos enfrentar las cubanas en la vida cotidiana, me he puesto a pensar en cómo sería la vida de las mujeres cubanas sin ese férreo bloqueo que por más de cinco décadas le impone el gobierno norteamericano a nuestro país. Sigue leyendo